¿Qué ocurrió el pasado 25 de septiembre en Madrid?
La Coordinadora 25-S y la Plataforma ¡En Pie! llamaron a través de las redes sociales a la ciudadanía a una iniciativa llamada: "Ocupa el Congreso" en el que se proponía rodear la Cámara Baja para mostrar el desacuerdo de los ciudadanos con la clase política y las decisiones del gobierno en el poder.
La iniciativa fue todo un éxito acudiendo miles de personas a la concentración. La policía nacional rodeó el congreso con hasta tres niveles de seguridad (El País, "El Congreso se blinda ante las marchas de "desobediencia civil" del 25S", 24 de Septiembre 2012). Existía una tensión previa en la clase política (Europa Press, "El Gobierno cree que 'Ocupa el Congreso' es "un golpe de Estado encubierto"", 30 de agosto 2012) y durante la concentración aumentó entre los manifestantes y las fuerzas del orden, habiendo numerosos incidentes. Finalmente la policía desalojó la plaza pero no sin más encontronazos con los manifestantes. La noche se saldó con 35 detenidos y 64 heridos, algunos de ellos graves, tal y como informaba EL PAÍS el pasado 26 de septiembre. La jornada de protestas terminó con escenas realmente surrealistas como la entrada de policías antidisturbios en los andenes de la estación de Atocha, siguiendo a un grupo que, supuestamente, estaba rompiendo mobiliario.
¿Qué papel tuvo la policía?
La policía en un principio preparó un amplio dispositivo de seguridad alrededor del Congreso de los diputados, con hasta tres niveles de seguridad, identificando a los miembros de la Cámara baja para permitirles el acceso. El objetivo de esta protección era prevenir cualquier tipo de altercado y de irrupción en el órgano legislativo. Las tensiones crecieron y hubo numerosas cargas a la vez que las fuerzas del orden desalojaron la plaza de Neptuno. Existen divergencias entre si su actuación fue desmedida o correcta debida la situación.
¿Qué papel tuvieron los manifestantes?
La iniciativa "Ocupa el Congreso" fue convocada a través de las redes sociales permitiendo la libre participación de aquellos que quisieran manifestar su descontento con la clase política. Los manifestantes jugaron un papel crucial uniendo a gente de todas las edades e ideologías, entre los asistentes había parados e indignados además de estudiantes, amas de casa y profesionales de todo tipo. No olvidemos tampoco la presencia de miembros de grupos sindicales. Cierto número de manifestantes intentaron arrancar y atravesar la valla colocada por el dispositivo policial provocando las primeras cargas, también lanzaron numerosos objetos a los agentes, según fuentes policiales, lo que hizo aumentar la tensión.
¿Qué papel tiene la clase política? ¿Cuántos diputados asistían al pleno?
La Delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, representó los temores de la clase política, en especial el partido en el poder, de que las protestas se fuesen de las manos e interrumpiesen la función de la Cámara baja. Por parte del Gobierno hubo sanciones a los organizadores. Según EL PAÍS (Fernando Garea, "Parapetados y aislados", 26 de septiembre de 2012) a las siete de la tarde del día de la concentración tan solo 50 de los 350 diputados se encontraban en el pleno, aunque en las actas del pleno del Congreso se registran 314 votos emitidos en la última votación del día, cerca de las diez de la noche, por lo que es muy difícil establecer el número real de diputados que asistieron.
¿Qué pasó en el pleno del Congreso?
Se votaron distintas proposiciones de Ley y no de ley. Entre ellas destacan las realizadas por Unión, Progreso y Democracia "para prevenir y erradicar la discriminación lingüística y asegurar la libertad de elección de lengua" que fue rechazada así como la proposición "para la racionalización del régimen retributivo de los cargos políticos electivos mediante un sistema objetivo, coherente y transparente a nivel nacional", también rechazada. Esta última propuesta resulta la más interesante teniendo en cuenta las reclamaciones de los manifestantes y leyendo las actas se descubren numerosas acusaciones al grupo de Rosa Diez por alimentar esa "demagogia", el portavoz por el Grupo Socialista Parlamentario, Sánchez Amor, declaró que le resultaba "más coherente la actitud de quienes protestan ahí fuera, en la calle, que la de quienes desde aquí dentro deslegitiman la política y las instituciones sin tener la coherencia de dejar su acta e irse a la otra acera, enfrente de este edificio". Reinó la normalidad durante todo el pleno.
¿Por qué fue la concentración? ¿Quién organizó el acontecimiento?
Según la propia plataforma se habla de un rescate a la democracia, que se se encuentra secuestrada por "la Troika y los mercados financieros". Los organizadores representan un colectivo descontento con la situación política actual, su indiferencia ante los problemas de la población y los planes trazados por Bruselas. Las dos grandes organizadoras fueron "Coordinadora 25S" y "Plataforma ¡En Pie!".
¿Dónde visteis las noticias?
En mi caso seguí los hechos en directo a través del diario, El País, quién me pareció que daba una información más completa y continua.
¿Cómo valoráis la información recibida?
Pobre, no existió un auténtico seguimiento por parte de todos los medios.
¿Qué faltaba en la información?
Faltaban más datos respecto al Congreso, su actividad aquel día y los asistentes. Como bien se ha demostrado anteriormente, la sesión discutía algunos temas muy interesantes para el conjunto de la ciudadanía.
¿Qué lectura se puede hacer de la concentración / manifestaciones? ¿Cuáles son las posibles consecuencias?
El descontento está aumentando entre las distintas capas de la población pero aún así este tipo de iniciativas no dejan de ser reflejos del movimiento indignado. Este último se agotó en su día, al igual que la marca 15-M. Para que haya un auténtico movimiento ciudadano debe crearse una nueva concepción de la protesta que no utilice un lenguaje similar al empleado en 2011. Las consecuencias de estas protestas pueden ser muy varidadas: puede ser que nazca un movimiento ciudadano solido que llegue incluso a introducirse en los órganos de poder de forma progresiva o que la tensión aumente hasta niveles críticos, cuando el descontento sea imparable.
¿Qué preguntas deberíamos de hacernos?
Las preguntas son muy sencillas:
-¿Hasta cuándo podrá mantenerse la clase política indiferente a lo que se le pide desde las calles?
-¿Cuál será la posición del gobierno de Mariano Rajoy respecto a las movilizaciones que hacen peligrar su imagen internacional?
-¿Cuándo surgirá un movimiento ciudadano que no roce la demagogia?
No hay comentarios:
Publicar un comentario